A mis padres:
No me compares con nadie, especialmente con mis hermanos, amigos y allegados. Si tú me haces lucir mejor que los demás, seguro que alguien va a sufrir.
No me grites, te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero hacerlo.

Cumple las promesas, buenas o malas... Si me prometes un premio dámelo, pero también si es castigo.
No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer, decídete y mantén esta decisión.
Déjame valerme por mí mismo, sí tu haces todo por mí, yo nunca podré aprender.
No digas mentiras delante de mí ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro, me harás sentir mal y perder la fe en lo que me dices.
Cuando estés equivocado en algo, admítelo. Crecerá la opinión que yo tengo de ti y me enseñarás a admitir mis equivocaciones también.
No me digas que haga una cosa que tú tu no haces, yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no lo digas, pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.

Y quiéreme, y dímelo, a mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.
Este texto fue escrito por una persona anónima, sin embargo, nos muestra de una manera muy sutil y digerible, los aspectos básicos de la educación familiar a los hijos, la manera en como perciben nuestro comportamiento y nos invita a reflexionar un poco sobre su punto de vista.
Lic. Mayela E. Pérez
Psicóloga Clínica en Mty. N.L.
Contacto: (81) 89956057 / PsicologaMayela@gmail.com