Cuando la agresividad es de nivel moderado, nos puede ayudar de mucho, esta nos impulsa a generar un cambio, a levantar una queja, etc. Sin embargo, las cosas se complican en el trabajo, o en algún deporte, si una persona se encuentra molesta por una discusión. También es difícil para una pareja arreglar una relación deteriorada, o buscar soluciones a un conflicto si lo único que hacen es estarse gritando el uno al otro. Estos pequeños ejemplos nos muestran como la agresividad afecta nuestro rendimiento en la vida diaria, tanto motriz como cognitivo y emocional.